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viernes, 29 de junio de 2012

Democracia a la cubana

Por Daniel Castropé

Si regresáramos a predios atenienses del siglo V a. C., tengo por seguro que serían pocos los cubanos del exilio, en Miami, los que participarían en la confección de la inmensa colcha que hoy cobija los principios de la democracia.
El más reciente escándalo que involucró a Ozzie Guillén, manager de los Marlins, puso en relieve –con picos altísimos- la propensión creciente a estigmatizar y condenar sin juicio justo cualquier asomo de criterios contrarios a los cánones de odio recalcitrante contra el régimen de Fidel Castro y, por extensión, de Hugo Chávez.
Guillén, aunque lo haya negado –porque tal vez estaba borracho-, desde la óptica de la diáspora cubana, cometió el más ruin de los pecados. Dijo, o no dijo – sólo él sabe lo que dijo o no dijo -“Amo a Fidel Castro” y habría añadido: “Yo respeto a Fidel Castro”. Estas frases produjeron escozor. ¿Quién puede amar o sentir algún respeto por un dictador asesino? ¿Quién puede resaltar que Castro complete más de 50 años precisamente ‘castrando’ la dignidad del pueblo cubano?
La falta de espíritu democrático del exilio en Miami radica en condenar a quien no comulgue con su ideología. Si alguien piensa distinto es castrista o chavista y, por tanto, enemigo de los postulados de rechazo al régimen imperante en la Isla. Pero ¿democracia no es aquella doctrina que permite y tolera la libertad de pensamiento y expresión? ¿No son anti-democráticos los cubanos del exilio al ‘satanizar’ a quien tiene una concepción distinta sobre el fenómeno político y social de Cuba o su gobernante?
Mis dedos sobre el teclado de la computadora se resisten a congratularse con lo dicho o no dicho por Guillén. Sugiero líneas arriba que posiblemente el conductor de los Marlins estaba borracho porque él mismo ha manifestado que, gane o pierda el equipo, después de cada partido ingiere licor. Sin embargo, tendría que estar profundamente ebrio para decir que ama a Fidel Castro. Ebrio o algo más…
Aun así, lo supuestamente dicho por el venezolano Guillén no otorga licencia para exigir su renuncia del equipo de béisbol de Miami, como lo hizo un alto número de cubanos, y menos para inmiscuirme en su vida personal o laboral. Principio inviolable de la democracia es la libertad de pensamiento y expresión que, como sabemos, en Cuba es una utopía. Pero ¿también en la Miami cubana?
El exilio no puede aplicar los mismos estándares de intolerancia de su más acérrimo contradictor: el dictador Castro. Hacerlo es tanto como predicar y no aplicar una democracia en la que hombres y mujeres puedan expresarse libremente, aunque algunos como Guillén digan cosas a todas luces bochornosas.
La democracia se alimenta de la diversidad. Una sola voz termina convertida en régimen y nadie quiere que se repita la historia de una ínsula pujante condenada al atraso por un dictador que ha asumido la omnipotencia de Dios.

martes, 12 de junio de 2012

El dulce encanto del infierno: una mirada profunda a la prostitución en Colombia


Escrita antes del escándalo que involucró al cuerpo de seguridad del presidente Obama, la novela El dulce encanto del infierno, del escritor y periodista colombiano Daniel Castro Peñaloza (Daniel Castropé), también ahonda en el sórdido y lucrativo mundillo de la prostitución en Cartagena de Indias.
En el libro de 220 páginas, el escritor relata la vida de Juana Morales, una joven de extracción provinciana que llega mediante engaños a un burdel de la ciudad caribeña, seducida por la falsa promesa de un proxeneta que le augura dinero y éxito como modelo de pasarelas.
“Para nadie es un secreto que algunos individuos de dudosa reputación quieren convertir a Colombia en una especie de prostíbulo al aire libre, y es por eso que hoy, con mayor énfasis, el mundo cree que nuestro país está lleno de prostitutas por todas partes, lo cual es completamente falso”, afirmó Castropé.
En la novela se muestra la prostitución como un negocio al que llegan incautas jovencitas deseosas de ganar dinero fácil y rápido. “Algunas son engañadas, pero otras saben lo que les espera como retribución por sus servicios horizontales”, dijo Castropé.
El dulce encanto del infierno ha sido calificada por algunos medios como “la novela en la que las Farc mata al presidente venezolano Hugo Chávez”.
La novela dedica extensas líneas a la supuesta relación que existe entre el presidente venezolano y la guerrilla de las Farc, y en un tono sarcástico que por momentos raya en histriónico, Castropé nos muestra a Chávez como un dirigente de acciones erráticas y confusas que derivan en su asesinato a manos de un líder de la guerrilla en el Palacio de Miraflores.
“No estoy proponiendo que exista un plan para acabar con la vida de Chávez o que vaya a ser asesinado por la guerrilla o por nadie en particular. Además, eso ya no haría falta”, afirmó Castropé en clara alusión a la enfermedad que mantiene en vilo la vida del dirigente venezolano.

domingo, 10 de junio de 2012

La novela en la que las Farc asesina a Chávez



La novela El dulce encanto del infierno, de la autoría del escritor y periodista colombiano Daniel Castro Peñaloza (Daniel Castropé), salió esta semana al mercado literario resaltando el hecho en el que es asesinado por las Farc el presidente venezolano Hugo Chávez, dentro del marco generoso de la ficción.
El libro de 220 páginas dedica extensas líneas a la supuesta relación que existe entre el presidente venezolano y la guerrilla de las Farc, y en un tono sarcástico que por momentos raya en histriónico, Castropé nos muestra a Chávez como un dirigente de acciones erráticas y confusas que derivan en su asesinato a manos de un líder de la guerrilla en el Palacio de Miraflores.
“No estoy proponiendo que exista un plan para acabar con la vida de Chávez o que vaya a ser asesinado por la guerrilla o por nadie en particular. Además, eso ya no haría falta”, afirmó Castropé en clara alusión a la enfermedad que mantiene en vilo la vida del dirigente venezolano.
Castropé, quien tiene un amplio recorrido en diferentes medios de comunicación con asiento en Colombia y Estados Unidos, también cuestiona severamente la formación de nuevos sacerdotes en los seminarios de la Iglesia Católica, la propensión de algunos religiosos hacia la pedofilia y actos sexuales indecorosos, y al mismo tiempo ataca a mega-iglesias protestantes o cristianas que aglutinan a millares de creyentes.
“Esas mega-iglesias, y perdónenme si tiendo a generalizar, son un muy buen negocio para quienes las regentan; algunos se movilizan en aviones privados para no juntarse con los impíos”, afirmó el periodista y escritor colombiano.
Castropé, asilado político desde hace cuatro años en Estados Unidos por amenazas de las Farc, presenta en su libro la vida de un sacerdote (el padre Alberto) que se traza la meta de saciar con su inagotable vigor a tres mil mujeres durante su vida.  “Las fenomenales orgías del padre Alberto contrastan con sus miedos y temores constantes que lo conducen a severos estados de alucinación”, aseguró.
El dulce encanto del infierno también ahonda en el mundo de la prostitución en el que cae Juana Morales, una joven de extracción provinciana que llega mediante engaños a ese mundo lucrativo, para luego unirse al padre Alberto con el propósito de forjar un camino que al final podría convertirse en un verdadero infierno.
La novela, que ya está en circulación a través de Amazon, Ebay y el sistema de librerías más sólido de Estados Unidos, Barnes and Noble, será presentada formalmente en próximos meses en el marco de la Feria Internacional del Libro de Miami, que organiza Miami Dade College, institución donde hoy Castropé cursa estudios en el programa de leyes.
 

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Este blog ha sido estructurado con una meta: lo que aquí se publique debe generar impacto en el lector; eso sí, para bien, defendiendo las reglas básicas del periodismo y la multiforme manera de hacer literatura.


Daniel Castropé.