Por Daniel Castropé
Tengo
la perniciosa tendencia de apoyar mis escritos en sucesos del ayer, no porque
crea fehacientemente que todo tiempo pasado fue mejor, pero sí convencido de
que podemos identificar moralejas de las experiencias vividas. En palabras
coloquiales: “de las caídas aprendemos”, y con *Pedro, aquel compañero de
estudios hace 20 años, estuve a punto de conocer un mundo que pudo atraparme en
sus redes falaces.