Social Icons

lunes, 10 de agosto de 2009

Falsas percepciones sobre Colombia

Por Daniel Castropé

En el exterior se tienen por ciertas percepciones falaces de la Colombia de hoy. La comunidad internacional cree, a manera de estereotipo –por supuesto, conveniente para la proyección internacional-, que nuestro país alcanzó la categoría de ‘remanso de paz’, símil del Jardín del Edén. Nada más lejano de la realidad.
El mundo debe saber la verdad: en Colombia siguen secuestrando, matando, extorsionando; los políticos siguen inmersos en ambientes de corruptela; el Congreso es prácticamente ilegal; entidades como el DAS cometen abusos ordenados desde la ‘Casa de Nari’ –no sé por quién ni para qué, pero todos tenemos sospechas-. ¿Quién dijo, entonces, que nuestra bella Colombia es el Paraíso?
Sí anhelamos que lo sea. Desde niños en las escuelas pobres, y también en otras menos paupérrimas, nos enseñan la dignidad de ser colombiano como herramienta muda y sorda que algunos terminan por convertir en dogma de comportamiento en sus vidas. El hombre de Antioquia y del Valle del Aburrá es, quizá, el más proclive al regionalismo recalcitrante, catapultado a un nacionalismo irracional: “Soy paisa, soy colombiano. Soy un ‘verraco’”. De Antioquia, de ese próspero departamento colombiano, es nuestro venerado presidente Uribe.
No podría negarlo: los ‘paisas’ son excelentes comerciantes. Y cuando los anima una misión en especial pueden, incluso, maquillar la bazofia. En Colombia, lo sabemos los que somos colombianos, un antioqueño es capaz de vender un hueco. Og Mandino, el supuesto “vendedor más grande del mundo”, se queda ‘en pañales’ ante las habilidades de estos coterráneos buenísimos para las actividades comerciales.
Esta virtud es la que mejor ejerce nuestro Presidente. El mundo, bajo las cortinas encubridoras de la denominada “comunidad internacional”, en la que Estados Unidos constituye la mayor parte, baraja las cartas marcadas que Uribe pone sobre la mesa del escrutinio. A cada jugador, el moderador de tal mesa virtual (Uribe), coloca vendas en los ojos amarradas sutilmente, con la intención de no presionar la cabeza de nadie, más sí sugerir con delicadeza a su conveniencia, lo que a la postre permite respaldos que ningún otro mandatario reciente ni remoto ha obtenido del conglomerado.
Otros han dicho que los ‘paisas’ son “encantadores de culebras”. Su verborrea y capacidad para convencer es, más que un don de Dios, una habilidad a la que saben sacarle provecho sobre el escenario en las dos dimensiones: el bien y el mal. Uribe vende una imagen que no es cien por ciento real. Colombia no es como la pintan, verbigracia, aquí en Miami. Todavía hay mucho por hacer.
Debo reconocer que Colombia no es la misma de hace una década. El Presidente, durante sus siete años de gobierno, ha logrado lo que cinco no alcanzaron totalizando integralmente la gestión de todos ellos exclusivamente en materia de seguridad. A Uribe se le puede considerar un Jefe de Estado excepcional, no menos que un líder con los pantalones bien puestos. Pero tampoco podemos endiosarlo. Hacerlo sería infligirle daño, como se ha hecho, tanto a él como al país.
Es hora de aterrizar. Que el mundo sepa que tenemos un gobernante envidiable por otras naciones vecinas y distantes, pero hasta ahí. Ningún presidente está exento de pecado y, estoy seguro, Uribe no es la excepción como buen ‘paisa’.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 

FECHA Y HORA

Mensaje del Editor

Amigos todos:

Este blog ha sido estructurado con una meta: lo que aquí se publique debe generar impacto en el lector; eso sí, para bien, defendiendo las reglas básicas del periodismo y la multiforme manera de hacer literatura.


Daniel Castropé.